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Algunos factores que influyen en el desarrollo de la formación en empresas son el ‘día a día’, el tiempo dedicado a cumplir objetivos asignados, los compromisos puntuales, destinar recursos para sacar un proyecto, la imprevisión, la falta de concienciación, las dificultades económicas, etc., y la siempre presente ‘falta de tiempo’. Estas situaciones suelen relegar a la formación en empresas al último nivel de las prioridades de la empresa, postergando el conocimiento, el reciclaje y la adopción de nuevas habilidades, ya sea de los trabajadores como de los directivos de la empresa, a un lugar que no le corresponde.
Pero el éxito de cualquier empresa, y su viabilidad y permanencia, se conjuga en la relación entre sus clientes, proveedores y personal. Las iniciativas focalizadas a mejorar las relaciones entre esos tres actores garantizan su sostenibilidad. Y en este aspecto la empresa ha de disponer de un personal preparado y concienciado para aprender y mejorar sus desempeños de forma continuada, además de orientarse a la calidad total de su producto o servicio y a lograr la excelencia en las relaciones con clientes y proveedores.
Para ello, es esencial que las empresas cuenten con un Plan de Formación para Empresas que marque el camino hacia donde debe enfocarse la adopción de nuevas habilidades por parte de los empleados. Con este Plan de Formación para las empresas, las instituciones podrán pedir al Gobierno central la máxima bonificación posible de los cursos así como trazar un mapa en el que dar a conocer a sus empleados cuales son las directrices en cuanto a formación, seleccionar un amplio catálogo de cursos y conseguir la máxima productividad y conocimiento de sus trabajadores.
¡Quiero tener un Plan de Formación!
La formación en empresas se está asentando como un valor a tener en cuenta en las organizaciones y es por ello que se requiere un instrumento que permita la planificación y sistematización de las acciones y tareas que incorpora la labor formativa en una organización.
La formación aplicada al mundo de la empresa permite la recualificación del personal para adaptarlo a los cambios, tan rápidos, que se dan tanto en el entorno social como en el tecnológico. De esta manera el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y aptitudes que requieren las tareas y actividades derivadas de los distintos y variados puestos de trabajo que se dan en el mercado laboral llegan a ser el motor que permite que sea posible esta adaptación, y que se haga de una forma positiva, tanto para la empresa como para el trabajador.
Hay una frase de del escritor uruguayo Mario Benedetti que refleja de forma clara por lo que pasan las empresas en la actualidad: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, nos cambiaron las preguntas”.
Anticipar sus consecuencias nos permitirá, de alguna manera, preparar a la organización para un proceso fundamental: la toma de decisiones para orientarnos al impacto que puede producir cada uno de ellos y, como consecuencia, poner a la empresa en la mejor situación posible para poder competir en el mercado, al menos, en igualdad de condiciones con el resto de las organizaciones que se plantean este análisis.
Durante los últimos años se han potenciado herramientas que ayudan a las empresas a tomar decisiones que sean válidas para un espacio de tiempo. Esto nos permite tratar de adaptarnos y adelantarnos a los cambios, desarrollando modelos de previsión de los negocios.
Estamos ante una transformación profunda del sistema empresarial ante el que la formación en empresas, entendida como la una de las bases sobre la que la empresa se adecua a las situaciones ante las que se encuentra, no puede ser ajena a estos cambios. Se ha ido transformando en un proceso profundo. Aun así, todavía queda camino por recorrer, en especial en nuestras pymes y micro pymes.
La transformación digital de las empresas solo puede asumirse a través del conocimiento y este viene dado por la formación a sus empleados. En momento de crisis, la formación y cualificación de nuestros empleados puede marcar la diferencia. Atrás debe quedar ese pensamiento de qué no voy a formar a un trabajador y que luego se marche. ¿Por qué lo va a hacer? El ofrecer cursos donde mejorar y escalar niveles en el ámbito profesional puede ser un carácter diferenciador para que un hombre o una mujer decida apostar y creer en el proyecto de la empresa. Estar comprometido con las acciones, los avances y asumir como propios cada uno de los pasos dados hacia adelante.
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